En 1997, un grupo de personas de ideas afines y revolucionarias, lideradas por el glorioso Comandante Aguardiente Rubén ibn Panasian, ondeando una bandera mexicana y abriendo botellas de tequila, se apoderó traicioneramente del sótano de una mansión en ruinas en el Viejo Arbat. El sótano fue convertido urgentemente en una sede revolucionaria y recibió el nombre del revolucionario mexicano, un borracho amargado y un verdadero sinvergüenza, Pancho Francisco Villa. Durante su funcionamiento, la brigada del cuartel general de Pancho Villa ha ganado merecida fama, incuestionable autoridad y respeto. El movimiento patriótico revolucionario por el tequila, la salsa, el merengue y las mujeres ha encontrado comprensión entre la mayoría de la población analfabeta. Un flujo interminable de personas llevaba contribuciones revolucionarias durante todo el día, intercambiándolas por comida y aguardiente.

El cuartel general en el Viejo Arbat duró cuatro años y medio, pero después de prolongadas batallas con la contrarrevolución, el cuartel general se vio obligado a evacuar